Largos paseos por la playa, horas de piscina, rutas por la montaña, días descansando sobre la toalla…


Nuestra piel queda, durante el verano, expuesta al sol de manera prolongada, hecho que tiene efectos sobre ella y que, por lo tanto, requiere de cierto cuidado.

A lo largo del periodo estival es frecuente la aparición de manchas en la piel o el oscurecimiento de esta y es necesario una evaluación en estos casos ya que en función del tipo de mancha se deberá realizar cierto tratamiento dermatológico.

 

Ángela Hermosa, portavoz del Grupo de Tricología de la Academia Española de Dermatología y Venereología explica la importancia de llevar una valoración continuada de la piel y remarca la evaluación durante los meses de verano debido a que el sol es un falso amigo de muchas alteraciones cutáneas. 

 

Es por eso qué la piel necesita cuidado tras el verano además de notarlos y agradecerlos a la larga.

 

En primer lugar, la experta apunta, refiriéndose a los principales cuidados, la necesidad de realizar mínimo una exfoliación de la piel por semana. Además, recomienda el uso de cremas de día con antioxidantes para ayudar a las células a recuperar los daños producidos por la radiación ultravioleta en el ADN y, aconseja utilizar alfa hidroxiácidos o retinoides para las noches.

 

 

De igual forma, explica la importancia de tratamientos como la mesoterapia con ácido hialurónico y vitaminas o la bioestimulación de colágeno para una revitalización profunda y la perfecta hidratación de la piel.

 

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Blanca Llácer, vocal de Dermofarmacia y Formulación Magistral del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Alicante, afirma que las principales consultas farmaceutas los meses posteriores al verano van siempre relacionadas con la sequedad, la deshidratación y la sequedad de la piel, unido a cómo prolongar el bronceado.

 

Por esta razón, remarca la necesidad de un consejo personalizado para cada caso y debe ser un proceso pautado que divide en distintas fases:

      
1. Exfoliación. Peelings químicos con ácido láctico o mandélico, así como ácido salicílico para pieles con acné.

      
2. Mantener una rutina de limpieza diaria. Aceites vegetales, ceramidas y la manteca de karité son productos que ayudan a la disminución de la pérdida de agua transepidérmica.

      
3. Mantener los “after-sun”. Los productos que contienen aceites ozonizados, alfa bisabolol o polypodium leucotomos ayudan a la reparación y recuperación de la piel.

 

Así mismo, Llácer apunta la importancia de los despigmentantes como el retinol, el ácido azelaico o el ácido tranexámico, siendo este un tratamiento lento que empieza a ser visible en un tiempo entre 6 y 8 semanas. 

 

 
¿Cuándo acudir o derivar al especialista?
Se debe acudir ante cualquier cambio sospechoso de cualquier lunar o mancha así como la aparición de las mismas.  
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